Escritos desde mi celda

por Marta Álvarez Martín

Mi foto
Nombre:
Lugar: Cádiz, Cádiz, Spain

Licenciada en Periodismo. Estudiante de Investigación Social aplicada al Medio Ambiente. Escritora. Nací un verano caluroso en Cádiz, hace unos años. Vivo en Sevilla y estuve vivendo un año en Italia. Y lo que más me gusta de este mundo, además de su belleza natural, son los libros.

martes, agosto 14, 2007

Hasta siempre


Si la última entrada fue la número 58 está será la última. Casi 60 entradas y más de 3500 visitas; me puedo ir satifescha. Escribir desde mi celda supuso una etapa muy importante en mi vida, casi un año de vivencias, pensamientos, reflexiones... pero en esta vida todo fluye, todo se mueve y todo cambia. La celda se ha derrumbado, ahora escribiré desde el aire.


Así que estreno un NUEVO BLOG. Ahora me encontrareis en El andén número trece, que espero que se convierta en el espacio de mis nuevos trabajos fotográficos y literarios, una combinación que siempre suele ser muy interesante. Ya sabeis:






Si os gustó este, os invito a visitarlo. Sino, también, porque quién sabe si este os gustará. Muchas gracias por vuestras visitas y hasta siempre.

Marta Álvarez Martín

miércoles, julio 18, 2007

La entrada número 58

Parece que todo SIEMPRE se acaba...
que el sol NUNCA deja de ocultarse, tras ese mar azul... tras esa montaña verde...
¿Qué son los SUEÑOS entonces? ... Y las ILUSIONES, ¿cuánto valen?
Si todo lo que veo tiene un precio, dime el precio de los DESEOS, de esos que parecen IMPOSIBLES.

Me pongo a hacer las cuentas y sale un número, 58, y como todo número marca un principio y un fin. Ahora solo nos queda aceptar que porfín llegamos al final del camino.

Mañana, con un poco de suerte, empezaremos otro. TÚ y YO. Iré descalza, por esa arena que tanto me gusta pisar y alivia mis durezas. Me traeré la cámara para volver a capturar ese momento mágico, el de la despedida, para que pueda durar años y no segundos... 58, 60... los que sean, me da igual.

Sé que a estas alturas no te has enterado de lo que quiero decirte, y quiero que así sea. Vuelve a leer este texto dentro de 58 meses y dime que es lo que ves. Un montón de PALABRAS sin sentido, un puñado de FRUSTRACIONES escondidas tras una intensa mirada, un BARCO A LA DERIVA que intenta llegar a puerto... un SOL a punto de esconderse, un NÚMERO cuyo valor es cuestionable...

SOMOS LUCES Y SOMBRAS, RECUÉRDALO.

viernes, junio 08, 2007

Sevilla (2007)


Me despierto, y sólo deseo pensar en tu suave rostro, único capaz de hacer olvidar mi delirio, de calmar mi alma enfurecida. Me regodeo entre las sábanas, sólo cinco minutos dame para mentalizarme de que tendré que abandonar el embriagador mundo de los sueños. Y el tiempo pasa. Y pongo un pie en el suelo. Adormecida, busco algo que ponerme y me visto, sin pensar. Me hecho agua por la cara, me miro al espejo y me sonrío: “Buenos días, Marta, volvemos a vernos.” Un poco de maquillaje para ocultar mis verdaderas emociones, no quiero que me reconozcan en este circo de apariencias. Aliso mi cabello. Desayuno, como siempre, cereales. Abro la puerta y vuelvo a cerrarla. Me preparo, pues hay que tener la mente despierta para indagar por los territorios macabros de la ciudad. Suelo mirar a las gentes, a los edificios, a los enfurecidos conductores. Me paro en la parada y me armo de esa paciencia que se debe tener para poder sobrevivir en la ciudad. Momento de desconectar. De sentarme, dejar que el autobús me lleve a mi destino, sin pensar en el camino, ni en los baches, ni en todas las dificultades que me rodean. Un buen libro para acallar el deseo, música para alejarme del mundo o mirar con ojos tristes esa ciudad que no acabo de comprender. Al final del trayecto me espera el conocimiento, la esencia, la búsqueda, la esperanza de encontrar respuestas a todas esas preguntas desobedientes y malcriadas. Allí el tiempo pasa en un suspiro, para muchos, en un abrir y cerrar de ojos. Pero hoy no te veré, y al salir me tendré que conformar con imaginarte. Ando un poco por el parque, me gusta. Refugio de tantos sinsentidos alocados. Respirar un poco de aire puro (todo lo puro que puede ser dentro de una ciudad) para purificar mi propia alma, tan sucia y descuidada. Y Sigo el camino, ese camino impuesto, impuesto no se por quién (aunque intuyo que por mi propia complacencia y resignación). Hasta llegar otra vez a mi propio santuario. Ver, comer, descansar, escuchar, hablar, enjabonarme, reír, volver a comer, leer. Y contar las horas que me quedan para volver a soñar y dejarme vencer por el olvido.



Pd: "La ciudad es un huracán de ruidos y humos"

miércoles, mayo 30, 2007

La estrella fugaz

Una estrella vaga sin rumbo sobre la tierra, observando a los hombres y sus hazañas. A veces sentía compasión de esos torpes inmortales y les concedía un deseo. De entre todos los hombres, tuvo una vez como favorita una niña de ojos como perlas y sonrisa amapola. Fue una noche agitada aquella, cuando la vio por primera vez. Ella lloraba lagrimitas de cristal que le arañaban la delicada piel de su rostro. Ese era el precio de sus ojos, en el fondo, de su belleza, pues todo en aquel mundo de hombres tenía puesto ya su precio. Y se le apareció la estrella, conmovida, para concederle un deseo a la niña de mirada infinita. Y la niñita vio a la estrella, la contempló largo tiempo, pero ningún deseo escapó de sus labios, ni de su frente, ni de sus sueños. Se quebró en mil pedazos cual espejo triturado. Un trocito de ella se le clavó a la estrella y desde entonces ya no brilla tanto. Aunque sigue observando a los hombres y sus actos, concediéndoles deseos pero sin dejar que sea observada mucho tiempo, fugaz ante los ojos de los hombres cual niña desafortunada. Porque ahora no es la compasión la que le mueve, sino la avaricia de encontrar y recomponer los trocitos de aquel ángel mutilado.

jueves, mayo 17, 2007

Ángeles caídos


Resulta triste, incluso irónico, el tener que recurrir a la escritura cuando algo va mal. Qué hacer cuando una se ha acostumbrado a solucionar su existencia bajo papel y palabras. Qué triste, cuando una cree que por fin ha alcanzado la felicidad, el bienestar, la calma… qué triste ver como una se vuelve a derrumbar. ¿Imposible no volver a caer? Qué triste el ver que no puedes cambiar lo que eres, y que no quieres ser lo que fuiste. Hoy todo me parece tan triste como las lágrimas que no me atrevo a derramar. Qué triste tener que volver siempre a lo mismo, sin quererlo, sin desearlo.
Triste es saber que tu actitud no es la correcta, que no tiene sentido, saber que está mal pero no conseguir cambiarla. Lo cambiaría todo ahora, todo. Pero te das cuenta que no siempre se puede empezar de cero, que las cicatrices se quedan guardadas en el fondo de tu alma, para escocer cuando menos lo esperas. Es triste saber de antemano el final de cada acto y querer olvidarlo sin poderlo, porque la memoria te de la espalda. Es triste mi ser que vaga en busca de un falso perdón. Triste es tener que escribir esta frase para sentirse mejor, tan solo mejor.













Todos somos ángeles caídos.

sábado, mayo 12, 2007

Trebol de cuatro hojas

Al anochecer no importa, si doblo la esquina y no miro a los lados, hoy la suerte me acompaña. Puedo vagar a mi antojo, escribir lo que quiera, desear y sentir e ilusionarme. Hoy puedo ser feliz y atreverme a soñar y anhelar. Porque sé que todo acabará en una sonrisa, si la suerte me acompaña. A nada tengo miedo, ni al dolor, ni al sufrimiento ni a la propia vida, se que no moriré porque la suerte me acompaña. Ilusionada en un segundo si desborda mi alegría, si mis llagas ya no escuecen y se escurren como el agua que asoma tímidamente por mis mejillas. Puedo saludarlas con una risa, ya que la suerte me acompaña. Ni soledad, ni frío, ni noches enteras vacías. Ella me acompaña, ella por mi recita, por mi respira si mis pulmones la necesitan, bombea mi sangre y calma mi retina: la suerte me acompaña bajo la forma de un trébol de cuatro hojas.


[ Para ti, mi trebol de cuatro hojas, que tienes el don de hacer que mi mente sólo sea capaz de amar. ]

martes, abril 24, 2007

(Des)Amor, un vínculo secreto


Aquí me tienes, tal y como me dejaste. Sigo aquí, escuchando la misma canción de siempre, esa que me recuerda tanto a ti, a nosotros. Aunque ya no nos une. Ya no nos hace sentir lo mismo. Es curioso, vuelvo a estar yo, a solas, vuelvo a ser una sola persona, y me parezco tan extraña… ya no me reconozco. No, no soy la misma.
Pienso en ti, joder, no puedo evitarlo. Escucho esta canción y me invade tu nombre, tu olor, tu calor, tu puto recuerdo que tanto me atormenta. ¿Qué estarás haciendo? ¿En qué estarás pensando? Te sigo viendo aunque tu ni siquiera me mires.
Pero no vayas a creer que me lamento, ni que me tengo lástima. No. Tan solo me odio un poco más que antes por haber perdido medio corazón. Por haber dejado que mutilasen mi alma. Por volver a caer en el mismo pozo, tropezar de nuevo con la misma piedra, como siempre.
Aquí me tienes, tal y como me dejaste. Con el rostro negro y el alma roja. Y el corazón rosa pardo. Las venas grises y el pelo canoso. Las manos frías y arrugadas y los pechos caídos y agotados. Y los labios, secos y azules. Y me dicen que empiece de nuevo y que vuelva a hacer las paces con mi sonrisa. Pobres, no saben que se suicidó en tu ausencia.

Aquí me tienes, tal y como me dejaste. Sigo aquí escuchando la misma canción de siempre, esa que me recuerda tanto a ti, a nosotros. Saber que nos unirá siempre y cada vez que la escuchemos nos hará sentir lo mismo hace que me sienta segura, arropada, sin miedos. Me hace ser tan solo yo misma.
Pienso en ti, cariño, no puedo evitarlo. Escucho está canción y me invade tu nombre, tu olor, tu calor, tu amado recuerdo que tanto me conforta. ¿Qué estarás haciendo? ¿En qué estarás pensando? Te sigo viendo y me alegra saber que me devuelves una tierna mirada.
A veces lamento no haberte conocido antes. No sabes la lástima que me da. Si. Pero el haberte conocido, el haber tenido esa oportunidad hace que me quiera y me siento afortunada por tener mi corazón unido al tuyo, por haber encontrado el amor y haber caído, gracias a la piedra del destino, en el pozo de tu pasión y tu locura. Como nunca antes me había pasado.
Aquí me tienes, tal y como me dejaste. Con el rostro sonrosado y el alma blanca. Y el corazón rojo vivo. Las venas azules y el pelo negro. Las manos cálidas y suaves y los pechos vigorosos, ansiosos por tu roce. Y los labios, rojos y tiernos, sedientos de amor. Y me dicen que me ande con cuidado, que vuelva a hacer las paces con mi prudencia. Pobres, no saben que se suicidó en tu presencia

-¿Escuchas esa canción cariño, la oyes?
-Si cielo, claro que la oigo, aunque prefiero escuchar al viento susurrando en tu pelo.
-Esa será nuestra canción, ¿vale mi amor? Tendrás que pensar en mi cada vez que la escuches, pensar en este momento.
-¿Nuestra canción? Pero que tonterías dices cariño. La única canción que me gusta es la que hace tu corazón cuando late junto al mío.
-En serio bobo. Tienes que prometérmelo. Prométeme que siempre que escuches esa canción te acordarás de mí, pase lo que pase. Será nuestro vínculo secreto.
-Está bien mi amor. Te lo prometo.

jueves, abril 05, 2007

Te quiero


Palabras que tiñen de luz la vida
Y que por tus labios salen
Hacia mi, seguras, dirigidas.
Palabras que calman mi alma.
Tan solo dos, tu voz me regala,
Palabras mágicas y sinceras,
Rodeadas de un haz de esperanza
De promesas y de sueños
Mundos lejanos, parajes bellos
Mil besos para ofrecer al alba.
Palabras que rozan tu garganta
Mi corazón las guarda bajo llave
Que nadie queme ni nadie tale,
La ilusión que solo yo, ciega veo.
Tan solo dos a mi ser le bastan
Para volar como mariposa sin alas
Tan solo un te si le sigue un quiero.
Tan solo, si de tu boca escapan.

miércoles, abril 04, 2007

A la luz de cien velas


A plena madrugada mis ojos se abren, moribundos buscando algo, y sin saber el qué. ¿Qué fue lo que perdimos, alma mía? No puedo recordarlo.
A la mañana me viene una idea a la cabeza, algo difuso, amorfo y descolorido. ¿Qué será, alma mía? No puedo verlo.
.Al notar el sol esconderse brilla algo en el cielo, un haz fugaz perdido en el espacio-tiempo. ¿A dónde irá, alma mía? No puedo descubrirlo.
Al anochecer medito, en mi eterno santuario. Quizás estos tiempos de incienso y calles cortadas valgan para volver a recordar todas las cosas que hemos olvidado sin querer, alma mía, quizás nos enseñen todo lo que podemos ser a la luz de cien velas.

martes, marzo 06, 2007

Sueños que espantan los miedos


Hay sueños que logran hacer olvidar los miedos, espantarlos a otra dimensión. Quizás por eso me guste tanto dormir.
Puede que la vida sea muy oscura, un jardín solitario de rosas y tumbas, pero siempre podrás sentarte en una tumba, oler una rosa, cerrar los ojos y huir a aquel paraíso al que siempre aspiramos. Es la ventaja de la vida, que mientras exista, siempre tendremos una opción al negro, siempre podremos imaginar el blanco.
Algunos dicen que soñar no vale de nada, que la vida “hay que vivirla”. Yo digo que mientras que sueño estoy viviendo, y además, estoy viviendo en un mundo elegido por mí. El hombre se hundiría sin sus sueños, la presión es demasiado grande. No sabría salir del pozo sin fondo del sufrimiento, la soledad, la muerte, la desesperanza.
Hay quien intenta enfrentar las letras y las ciencias, el arte y la poesía con la física, quienes ven un mundo en blanco y negro. Pero, afortunadamente, vivimos en un mundo de colores. Y todo se complementa en este círculo vicioso. El físico tiene que tener alma de soñador y poeta. Y el artista, corazón y sangre de físico.
Todo hombre necesita soñar al igual que necesita oxigenar sus pulmones. No podemos dejar que la realidad nos torture y nos encadene, y nos impida ser lo que queremos ser, mientras podamos. Pues existen sueños que tienen el poder especial de hacer olvidar los miedos y arrinconarlos, dándonos la libertad del que vive sin cadenas.