Escritos desde mi celda

por Marta Álvarez Martín

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Lugar: Cádiz, Cádiz, Spain

Licenciada en Periodismo. Estudiante de Investigación Social aplicada al Medio Ambiente. Escritora. Nací un verano caluroso en Cádiz, hace unos años. Vivo en Sevilla y estuve vivendo un año en Italia. Y lo que más me gusta de este mundo, además de su belleza natural, son los libros.

domingo, junio 11, 2006

Juventud


La juventud de hoy en día no es distinta a la de antes. Muchos piensan que los jóvenes de hoy en día van degenerando, que cada vez se van volviendo más idiotas. Yo lo dudo mucho. Tal como escribió García Márquez en su libro, la vida es siempre lo mismo.
Podrán existir diferentes circunstancias y por tanto ambientes diferentes, pero en última instancia el hombre sigue siendo hombre, y la vida sigue siendo lo que ha sido desde que el hombre participó en ella.
Como joven que soy, podría hacer una crítica atroz a la juventud en la que vivo rodeada, podría decir que todos los jóvenes son unos incultos, que sólo piensan en drogas y en lo que ellos llaman “diversión”, carentes de personalidad y sobre todo carentes de respeto. Podría decirlo, pero sería coger el camino fácil. Quien me conozca sabe que nunca me gustaron los caminos fáciles.
En mi opinión, todo esto es cierto, pero no es la verdad completa. Limitarse a decir eso sería hacer lo que hacen la mayoría de los medios de comunicación del país, contar sólo la parte que interesa… y aunque una verdad a medias no sea una mentira, tampoco llega a ser una verdad en el máximo sentido de la palabra.
La juventud sigue siendo lo mismo. Sigue siendo el ser humano en busca de respuestas, ansioso de verlo todo, probarlo todo y disfrutar la vida al máximo. Es el ser que piensa en el ahora, que vive el momento. Quiere destacar, está lleno de rebeldía. Pero en un mundo como el que ahora acontece, los medios de expresión del cataclismo interior que guarda son diferentes a los de antaño. Antes le enseñaban que su pensamiento siempre estaba por debajo del pensamiento de sus mayores, ahora le enseñan que todo pensamiento es igualmente aceptado. Y antes… no podía hablar, no podía hacer lo que le viniese en gana y se refugiaba en la lectura, en la cultura popular, en los medios de diversión disponibles en la época. Ahora sabe que puede ser escuchado, pero que si sólo habla nadie le prestará atención. Por ello el joven grita. Va en contra de lo establecido, no le gustan las leyes ni el orden, no le gusta que se le tome por ignorante, arremete contra todo. Y es normal que esto ocurra. Es normal cuando el mundo se cae a pedazos y la democracia es solo un mito. ¿Qué mejor remedio que las drogas para olvidarse de todas las desgracias de la humanidad? Es normal que no sientan pasión por la cultura, si sus padres solo viven para trabajar y nunca tuvieron tiempo de leer un libro, ni de contarles las mil maravillas que ellos guardan. Es normal que no amen a la literatura, si los únicos libros que han leído fueron los clásicos que hablaban de un mundo que nada tenía que ver con el que ellos vivían y que además, se los leyeron por obligación y jamás por placer. ¿Cómo pretendíais que hubiesen reaccionado?
Todo sigue siendo lo mismo. La juventud también. Los jóvenes siguen siendo almas rebeldes ansiosas de que se les escuche, de destacar. Y cuando ven que nadie les escucha, que nadie les comprende y que no pueden destacar para todos, se contentan con destacar en su grupo, con gritar que todo es una mierda y con drogarse para olvidarse de la incomprensión a la que están condenados.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Estoy de acuerdo contigo.me gusta tu blog...lo he conseguido desde uno que tiene villo(no se si conoces)pero te tiene linkeada y me gusta el blog...podrías poner algo más de poesía? otra pa´gina he visto poemas que pienso que son tuyos,en LA CALLE,que también está enlos links de villo..
entraré de vez en cuando para ver si nos has regalado algún poema..gracias amiga

junio 12, 2006 9:52 p. m.  

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