A la luz de cien velas

A plena madrugada mis ojos se abren, moribundos buscando algo, y sin saber el qué. ¿Qué fue lo que perdimos, alma mía? No puedo recordarlo.
A la mañana me viene una idea a la cabeza, algo difuso, amorfo y descolorido. ¿Qué será, alma mía? No puedo verlo.
.Al notar el sol esconderse brilla algo en el cielo, un haz fugaz perdido en el espacio-tiempo. ¿A dónde irá, alma mía? No puedo descubrirlo.
Al anochecer medito, en mi eterno santuario. Quizás estos tiempos de incienso y calles cortadas valgan para volver a recordar todas las cosas que hemos olvidado sin querer, alma mía, quizás nos enseñen todo lo que podemos ser a la luz de cien velas.
A la mañana me viene una idea a la cabeza, algo difuso, amorfo y descolorido. ¿Qué será, alma mía? No puedo verlo.
.Al notar el sol esconderse brilla algo en el cielo, un haz fugaz perdido en el espacio-tiempo. ¿A dónde irá, alma mía? No puedo descubrirlo.
Al anochecer medito, en mi eterno santuario. Quizás estos tiempos de incienso y calles cortadas valgan para volver a recordar todas las cosas que hemos olvidado sin querer, alma mía, quizás nos enseñen todo lo que podemos ser a la luz de cien velas.
1 comentarios:
¿Y dentro de 10 años....que nos reflejaran las velas? El presente de hoy serán los recuerdos del mañana. Eso se nos suele olvidar muy a menudo. Pero los recuerdos del mañana no vienen de la nada, sino que vienen del hoy. Las velas sólo nos reflejan nuestros propios miedos, nuestros propios éxitos, nuestros propios aciertos y nuestros propios errores. Elementos éstos que se separan muy claramente en el presente, pero que en el mañana pierden algo de nitidez para llegar a difuminarse y mezclarse. Quizás causados por el humo de las velas...o quizas no. quizás sólo causados por nuestro propio ser.
besos
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