Vida

Vida… nada más concreto ni nada más abstracto como la vida misma. Tan solo poneros a pensar en esa idea que puede parecer simple, y a la vez tan compleja: el vivir. Nacer, crecer, reproducirse y morir. ¿Por qué hacemos que todo se vuelva tan complejo?
Muchas cosas se escapan de nuestro propio autocontrol, y ese supone el verdadero problema. Creemos que somos capaces de controlarlo todo y en el fondo no es así. Nuestra mente es mucho más de lo que somos nosotros, o de lo que sabemos que somos. Y entra en el juego el gran abanico de los sentimientos. ¿Somos capaces, realmente, de controlar nuestra mente?
Ya, cuando me pongo a pensar en mi vida, no le busco un sentido, he superado esa fase. Es buscar tres pies al gato. Pero me pongo a pensar en lo que son las cosas, en lo que soy yo y mi entorno y mi mundo mental. Que curioso es todo. Y a veces me siento piedra pero otras me siento Dios. Supongo que el fondo seremos una mezcla de ambos, piedras que se volvieron dioses durante una vida, pero que no pueden evitar recordar que fueron piedras y que volverán a serlo. Sí, es duro ser conciente de tu propia realidad y es difícil asumirlo.
Admiro a las personas que me dicen que no temen a la muerte, pero no las termino de creer. No es lo mismo decir adiós a alguien que decírtelo a ti mismo. Siempre tú lo has sido todo en tu vida y todo para ti, y no ves más sentido que tu propio ser. ¿Qué es tu vida sin ti? Es inevitable cuando empiezas a hablar de la vida terminar hablando de la propia muerte, lo siento.
Andamos por la vida buscando comos, peros y porqués. Pensamientos inquietos que vagan por mundos buscando un lugar en el que ser bienvenidos. Hasta que se marchan de nuestro cuerpo y nos abandonan y volvemos a ser piedras.
Me levanto, voy a la facultad, estudio, como, veo la tele, salgo, bebo, duermo… como si fuera un robot, pero un robot que a la vez es hombre y se plantea sus acciones, y observa y reflexiona. ¿Por qué vivo? ¿Por qué no habría de vivir? Y continuo, otro día más, andando sin saber a donde. Vida…

El paraíso de la muerte

Oscuro largo y tupido manto, y se cubre su escote.
En el mundo de la noche el temblor anda en derroche,
el broche de oro se cierra si tú sin querer cierras los ojos,
la luz desaparece pronto porque morimos siempre solos.
Sola reina la conquista en su reino de las pesadillas,
pesada la espada al hombro, si viene a hacerte una visita,
atenta nos vigila, a todos, el temor invade corazones
que como botones sueltos caen siniestros de su camisa.

El paraíso de la muerte es un jardín de rosas y tumbas.
Oculta entre los cuervos la mente planea su suicidio,
el vicio corroe almas perdidas, tentativa el homicidio,
genocidio de luces, las sombras alumbran el camino.
Despierta de la vida, la muerte solo dura segundos
y la vida es demasiado larga para poderla amar.
Vestida de negro, me pongo el velo y espero mi turno,
para ser bienvenida en el mundo del sueño eterno.

Cuando vengan a por mi para quitarme el alma,
cuando me roben la ilusión y me pisen los recuerdos,
cuando me quiten las hadas y olvide mis propios cuentos,
estaré esperando sentada, en mi cama de lágrimas.
Cuando las palabras vuelen y mi corazón se seque
cuando el tiempo se congele y todo sea eterno,
cuando mi cuerpo se evapore y por el mar navegue,
seré tan libre como la nada, tan libre como el viento.